La Trampa de la Corrupción

La corrupción es el argumento favorito de la oposición. Prácticamente no hay una conversación sobre el tema político, así sea entre personas racionales y desapasionadas, que no termine derivando hacia los hechos de corrupción que se dan dentro del proceso revolucionario. El reclamo principal, con toda la razón y el sentido, es por un manejo decente de los fondos públicos.

Ver como se han enriquecido algunos “gobierneros” es el tobogán que hace que la discusión caiga en la trampa de la corrupción, dejando de lado temas más importantes.

No se trata de engañarse y pensar que lo del enriquecimiento repentino de unos cuantos “gobierneros” sea falso. Tampoco que el asunto de la corrupción no sea un tema importante para el país. Se trata de que el problema de la corrupción es una consecuencia, no una causa. Es decir, el argumento según el cual el país no avanza por culpa de la corrupción habría que analizarlo en el sentido opuesto: la corrupción avanza por culpa del país. Y cuando digo país, no me refiero a su gente. Me refiero al sistema económico que rige en el país y a todas las consecuencias que de él se derivan, entre ellas, el problema de la corrupción.

¿Por qué la gente se corrompe? Esa debería ser la pregunta.

Los voceros de la llamada oposición se fajan a torpedear al Gobierno, como si este fuera el único responsable de los hechos de corrupción. Pero estos emisores de virtudes, aparte de sus propias andanzas en los mismos vicios, no han demostrado logros en este particular. La oposición ha ocupado espacios de gobierno y no ha podido vencer el flagelo. Es posible que haya sido por incompetencia o por impotencia. Lo cierto es que no han avanzado, inclusive, en algunos casos se ha retrocedido. Al candidato presentado por la oposición en las pasadas elecciones presidenciales le han destapado una olla de guisos que envidiaría hasta el más “bolivariano rojo-rojito” que esté conectado hoy con el Gobierno (“bolivariano” por el amor a los bolívares, no a las ideas de Bolívar). Para ponerlo en términos más claros: la oposición no ha demostrado que tenga voluntad o capacidad para combatir la corrupción en el país. Utilizan el argumento casi como un slogan para manipular las esperanzas de sus seguidores, haciéndoles creer que ellos sí, ellos sí van a combatir ese flagelo.

Por otra parte, tengo la sensación de que mis amigos de la oposición piensan que quienes apoyamos la línea política del Gobierno convalidamos sus hechos de corrupción. No saben que estamos tan desesperados como ellos. No saben que los necesitamos urgentemente para que nos ayuden a combatirlo.

La descentralización del Estado, según los términos que plantea el modelo neoliberal, transfiere la mayoría de las atribuciones del Gobierno central a los estados y los municipios. Se argumenta que, de este modo, se reduce el tamaño del Estado y se transfiere la responsabilidad a los Gobiernos locales. Yo pienso que no se hace ni una cosa ni la otra, sino todo lo contrario: en el fondo, lo que se hace es dividir la cuota de poder entre más personas. Se supone, al menos yo lo suponía, que el feudalismo había quedado atrás. Entonces, ¿Con qué intención se hace la división?.

Cuando se divide el poder entre más dirigentes lo que se logra es mayor control sobre el pueblo (los dirigidos). Cuando se le entrega el poder al pueblo, lo que se logra es aumentar su fuerza, de modo que pueda ejercer la autoridad sobre sus dirigentes. Y no al revés, como ocurre en la actualidad. El Alcalde o el Gobernador no es el jefe, es el servidor del pueblo, su verdadero jefe.

¿Qué pasa entonces con la corrupción?

Cuando un dirigente, que se cree jefe, es el único responsable de tomar decisiones sobre el uso de los recursos públicos que se le asignan, pues, es sólo cuestión de tiempo para que caiga en la trampa.

El modelo capitalista, con su maravillosa capacidad para ensanchar la distancia entre los ricos y los pobres, hace que cada vez sea más difícil adueñarse de los bienes y comodidades que la publicidad te restriega todos los días. Si podemos, empeñamos la vida por un perol, y si no alcanza, empeñamos hasta el alma. ¿Cómo hace un ser humano de carne y hueso, que sueña con montarse en una “camionetota”, vivir en una “quinta” y ver los juegos en un plasma de 100 pulgadas, para compaginar todas esas ambiciones con la administración responsable de unos bienes que siente que le “pertenecen” por el cargo?¿Cómo hace para no resbalarse?, Sobre todo cuando ve a su “vecino de cargo” montado ya en su “camionetota”, y que lo invita a ver el juego en la nueva “quinta”, en un plasma de 100 pulgadas. Coño, tendría que ser como aquel personaje “Kaliman, el hombre increible”, de las comiquitas cuando yo era niño.

No es posible en este mundo que conocemos que alguien, en pleno uso de sus facultades, logre salir airoso ante tales circunstancias. Y no es una cuestión de cantidad. Las cosas con las que soñamos, o el costo de las cosas con las que soñamos, varía sólo en función de las que ya hemos podido tener y de la cantidad de recursos de los que disponemos, sin importar de dónde los saquemos. Piensen por un momento si alguien, nacido y criado en este mundo asquerosamente materialista, se plantee el dilema entre comprar una “camionetota” o pagarle los estudios al hijo de la doméstica que trabaja en la casa. Puesto en estos términos suena duro, ¿No?. Pero así somos. Mejor dicho, en eso nos hemos convertido.

¿Cómo se logra entonces reducir los índices de corrupción? Muy sencillo de decirlo: reduciendo las condiciones para que esta aparezca. Hay que lograr un ser humano que no busque más riquezas de las que le alcancen para vivir con dignidad. También hay que reducir la concentración del poder y aumentar la vigilancia. La utopía sería que cada ser humano cumpla las reglas de convivencia, no porque pudieran castigarlo, si no porque sabe que al hacerlo se benefician todos, incluyéndolo. Imagínense, ni siquiera haría falta la policía.

El único Gobierno que ha dado muestras en los hechos de ir en esa dirección, con todo y la catajarra de defectos y deficiencias que tenemos por corregir, es el actual. Por esta razón, cuenta con mi apoyo.

Comentarios

  1. OK JULIO es necesario que todos pongamos a rodar laS IDEAS y contribuir de alguna manera para que èste paìs salga adelante...somos nosotros los venezolanos quienes tenemos que hacerlo. no debemos esperar casi nada de nadie...un abrazo

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