Teorema del Álgebra de las Experticias (TAE)

Voy a intentar explicar con lenguaje matemático algo que me tiene atormentado de un tiempo para acá, a ver si algún lector me ayuda con las ecuaciones y resolvemos juntos el enigma algebraico. No soy experto en ninguno de los modelos que confronto, sólo planteo el problema y pido ayuda.

Sea un conjunto cerrado e infinito, inconmesurable, usualmente lleno con elementos pertenecientes al dominio de los irracionales. Todos con una gran densidad de conocimientos aleatorios, reales o imaginarios, exquisitos, en todas las áreas incluyendo algunas que se solapan y/o se complementan; en muchos casos, cada elemento abarca porque sí varias áreas simultáneamente. Todos los elementos del conjunto comparten como factor común el estar absolutamente excluidos del dominio de los conocimientos en ciencias políticas. Si tu perteneces a ese conjunto, digamos, eres arrecho en los temas A, B y C, pero te piden opinar sobre D (área que no conoces), entonces, por el Teorema del Álgebra de las Experticias, también eres arrecho en D. Y opinas como pez en el agua sobre D, te cagas en los que opinen “menos D” y no hay teorema en el universo que te saque del conjunto. Por lo tanto, eres mayoría.

Ahora, si tomamos a cada elemento del conjunto por separado, es decir, si logramos aislar alguno de los miembros y lo dejamos solo en el universo, increíble, pero él solo sigue siendo mayoría (esta propiedad del Teorema es fácil de demostrar). Su capacidad individual de aplicar el TAE, antes descrito, no tiene límite, es una especie de fractal. El elemento solito llena el universo con su erudicción infita.

Una porción importante de ese conjunto es aún más difícil de entender. No maneja ningún área del conocimiento, o medio machuca alguna, lo admite incluso, pero es tremendo opinador de las ciencias sociales. Tiene una argumentación impecablemente televisiva y una ignorancia novelesca (de las novelas vespertinas). Vive de la ilusión de sentirse ungido y tomado en cuenta por el resto de los elementos del conjunto (los que sí creen y dominan áreas), por el simple hecho de opinar igual a ellos. La realidad es que lo detestan por ser un elemento intruso en el conjunto y hasta se burlan de él, pero les lame las botas y se siente biyectivo.

Así, por ejemplo, nos encontramos con un pitcher estrella que para la sorpresa de todos resulta también ser un “experto” en política. No sabe un carajo de lo que dice, pero alega que su opinión como ciudadano también es válida y además es la mejor: una recta al pecho. Tiene razón, pero su opinión la está lanzando desde el montículo equivocado, pretende pasarnos un strike de política como si tuviéramos un bate ideológico en la mano. Podemos, inclusive, llegar a creer que su opinión es tan certera como sus lanzamientos: tremenda base por bolas. Después escuchamos a un cantante estrella que se pone a repetir pendejadas de las que no tiene idea, pero la calidad de su música nos confunde y creemos que sus opiniones son tan lindas y válidas como sus canciones. Los mejores de todos son los pelabolas que se creen oligarcas y los católicos que juegan al adoctrinamiento disfrazados con una sotana, gritando: “ahí vienen el lobo...”.

Nuestra sociedad es compleja, o eso es lo que me parece. Quizás, desde la perspectiva de mi ignorancia, no logre identificar los parámetros que un experto en conducta social vería con más claridad. Quizás, para aprovecharse de una sociedad y convertirla en un rebaño de inconscientes, la técnica sea tan simple como conducir un rebaño de ovejas, lo que hacen los perros pastores. El asunto aquí es saber como ladrarle al rebaño.

Quizás la cosa sea tan sencilla como decirle a un pitcher y a un cantante que den su opinión por los medios. Sale más barato y parece que es muy efectivo.