El Imperialismo desatado


Después de seguir más o menos de cerca el desarrollo de los eventos en Libia, la información que ha trascendido por distintos medios, las circunstancias de la región y de mis interpretaciones personales, no me queda más remedio que sentirme amenazado como habitante de esta tierra de gracia. Es en serio. 

Confieso que al principio, la sospecha habitual y la suspicacia personal me hacían pensar que realmente no tenía ni la menor idea de lo que estaba ocurriendo. Ciertamente ignoraba lo que pasaba, no porque escaseara la información, sino mas bien por un exceso y aún más por la enorme contradicción entre las fuentes. 

Tampoco lo ignoraba porque no lo suponía, sino porque no podía confirmarlo, no podía estar seguro de lo que sospechaba estaba ocurriendo. Suponía lo que ocurría, pero no tenía forma de confirmarlo.

En mi búsqueda encontré una serie de artículos que me dieron luces sobre las condiciones políticas y económicas de Libia, un país del que no conocía mucho, pero que para mi sorpresa había estado jugando un rol importantísimo en la integración de los históricamente saqueados y golpeados países africanos.

Pareciera que no es sólo por el petróleo, razón más que habitual y la que nos toca, por lo que están cayéndole a bombas. Les dejo algunos de los enlaces a artículos que encontré, a ver si les sirve de referencia:

En estos momentos, después de presenciar todo este circo, lo que siento es una enorme impotencia y reconcomio al percibir el descaro, la impunidad con la que se toman y ejecutan decisiones en el mundo. Sobre todo, como se maneja la información en el escenario mediático occidental.

Es increíble que hayan llegado a montar un escenario cinematográfico y mediático para simular una situación de guerra y encima lo justifiquen como algo “inteligente”. Como si estuviéramos viendo una película de acción. ¿Qué de lo que nos muestran es cierto? ¿A dónde nos conducirá todo esto? ¿Cuánta gente está consciente de lo que realmente está ocurriendo? ¿Cuánto tiempo nos queda? 

Mucha suerte al pueblo libio. Creo que es hora de poner nuestras barbas en remojo.

 

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