El reaggetón y su legado musical...

Es posible que uno tenga simpatías especiales por algunos estilos musicales y hasta demuestre alguna antipatía por otros, sea porque nos resulte disonante el timbre voz del intérprete, el tono de la canción, o incluso el estilo. El mismo género musical pudiera a veces ser susceptible de despertar u opacar sintonías, dependiendo en muchas ocasiones de la influencia de nuestros padres y fundamentalmente del ambiente en el que crecimos. Usualmente, los géneros musicales gustan o no gustan.

Pero una cosa es que no te guste un género musical y otra, muy diferente, es que lo detestes.

Es entonces cuando, en mi humilde opinión, muestro mi desagrado medular hacia la basura del reaggetón (por cierto, para mí una horrorosa deformación del vocablo asociado a ese género musical tan rico y noble, potenciado por aquel monstruo del género: el recordado Bob Marley).

La tragedia y mayor peligrosidad del reaggetón es la inoculación pasiva de su perverso mensaje, en un ritmo musical que es pegajoso, un vector de propagación que pocas personas pueden acusar de aburrido o poco contagioso, sobre todo cuando tienes encima unos tragos y las inhibiciones morales te permiten bailar semejante basura de contenidos. La reminiscencias de ese ritmo con los tambores negros es posiblemente lo que hace hervir la sangre y nos hace aceptar que ese género tiene “buen ritmo”.

Es posible que tenga un buen ritmo, cadencia sabrosona. Pero si este fuera el caso, sería entonces casi perfecto si fuese puramente instrumental, una suerte de fiesta de tambores. La verdadera basura del reaggetón está en sus letras. Si alguien se toma la molestia de escuchar sin apasionamientos rítmicos lo que dicen las “canciones”, es muy probable que concluya que las mujeres son sólo un receptáculo para el semen del cantante, un aparato de disfrute sexual que siempre está deseosa de que la penetren hasta el alma, y que el cantante (o quien escribe las letras) tiene el miembro más grande y envidiado de la historia. Según el reaggetón, las mujeres siempre “piden más” mientras gimen y los hombres las arrinconan y les “empujan” todo lo que tienen.

Yo puedo entender que con cuatro palos en la cabeza cualquiera salga a bailar reaggetón. Pero sigo sin explicarme cómo es posible que semejante insulto a la dignidad de las mujeres esté en varios de los discos que las mismas mujeres tienen en sus carros. Los hombres, paridos por mujeres, con hermanas mujeres, hijas mujeres y compañeras mujeres, también cultivan toneladas de audio y vídeos con semejante ofensa.

Porque ahora no sólo son las letras de las canciones, sino que además la magia de los vídeos convierte al reaggetón en un estilo de vida. Los maleantes vestidos de gala, llenos de cadenas y anillos, oro y carros lujosos, todos bailan al ritmo del reaggetón. Los patanes metiéndole mano a esculturas medio vestidas, con culos espectaculares, mientras repiten las sandeces que las convierten en el receptáculo que ya mencioné. Un juego de imágenes grotesco, los cantantes asomando los dientes adornados a la cámara, con su aberrante cruzar de dedos y brazos pretendiendo convertirlo en un lenguaje de señas exclusivo, montados en limonsinas de cualquier tamaño, bebiendo y fumando y güeliendo cosas. Todo un espectáculo que reafirma la decadencia, la discriminación y la segregación racial, por la vía de la pretendida identificación del estilo con la raza negra (para que todos, inclusive los negros, creamos que eso los hace ser diferentes de los blancos). Todo un abuso de imágenes en contra de la convivencia responsable y el respeto al colectivo (los maleantes están llenos de lujos y buena vida); un increíble irrespeto a la cultura, identidad y esfuerzo de los afrodescendientes, por asociarlos visualmente con ese denigrante estilo de vida, y un desconsiderado y continuado maltrato a la figura femenina.

Lo peor de todo es que en la celebración de la Feria de la Pastora, en la capital y tesoro musical de Venezuela, Barquisimeto, las carrozas exiben a los niños bailando reaggetón, mientras desfilan por las calles repletas de expectadores que se contagian y creen que eso es normal y chévere.

Comentarios

  1. Gracias mi valiente amigo por expresar, lo que muchos no se atreven a decir. Totalmente de acuerdo contigo

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