Soy chavista

El asunto de la identificación personal con alguna tendencia ideológica particular (o emocional) puede convertirse en una trampa de doble filo: uno que amenaza a quien se define como tal o cual, y otro para quien se forma expectativas, en cuanto a la conducta del proclamado.

Esa perversa manía de generalizar y encasillar a las gentes. Decimos, por ejemplo que fulanito es igualito a perencejo porque se saca los mocos con el mismo dedo, cuando resulta que fulanito y perencejo no se parecen pero ni de cerca ni de lejos, y sus formas de enfrentar la vida pueden ser tan disímiles como el día y la noche. Sin embargo, en ese afán regularizador que nos caracteriza, la afirmación de que ambos (fulanito y perencejo) son “igualitos”, nos deja una apreciación subjetiva y general sobre la conducta de fulanito que nos predispone a esperar reacciones frente a la vida que “deberían” ser similares a las de perencejo. No importa en qué, seguro reaccionan igual.

Tanto es así que cuando te comparan con alguien a quien detestas, automáticamente brincas y lo rechazas: “...a mi no me compares con perencejo”, como si la igualación estuviera hecha sobre absolutamente todos los aspectos de la vida de ambos. Parece que, ni quien lo suelta ni quien lo recibe, lo asumen en la particularidad de una infinitésima parte de la infinita diversidad que puede existir entre dos personas cualesquiera. Ambos lo procesan como intentos por equivaler todas las acciones entre las dos personas, suponiendo que se hace como un esfuerzo por facilitar (encasillar) la comprensión del pensamiento de ambos, por igualación y simplificación. Dicen que así funciona el cerebro.

Luego, cuando descubrimos que a fulanito le encanta el aguacate mientras que perencejo lo destesta, se nos presenta un conflicto mental y podemos llegar a ser víctimas de lo que se conoce como “disonancia cognitiva”. En nuestro sistema mental terriblemente encasillador suponemos que si ambos son “igualitos”, ya que se sacan los mocos con el mismo dedo, entonces no entendemos por qué uno detesta lo que al otro le encanta. Y ponemos todo nuestro empeño en justificar aquella incongruencia, en igualarlos, aunque estemos equivocados. Llega a ser más importante lograr la autojustificación, la defensa de nuestro error comparativo, que aceptar la posibilidad de que estemos equivocados.

Del mismo modo, me resulta extrañamente directo creer que al comparar a fulanito con perencejo, lo que hacemos es igualar modos desde perencejo hacia fulanito, y no al revés. Es decir, fulanito puede ser “igualito” a perencejo, pero perencejo no necesariamente es “igualito” a fulanito. En nuestras mentes la igualación condenatoria parece funcionar en un solo sentido: el que nos satisface.

Las igualaciones ocurren con frecuencia, así por ejemplo pasa cuando se enteran que soy chavista: “...tú, un carajo tan inteligente ¿Cómo es que puedes ser chavista?”. No solo eso, sino que a nadie se le ocurre pensar (o al menos dudar) que aquellos chavistas que otrora bautizaron como “pistoleros de Puente Llaguno”, por ejemplo, quizás reaccionaron y actuaron en ese escenario bajo los mismos principios que pude haber manejado yo en esas circunstancias, ya que también soy chavista “igualito”; inclusive, desde la otra acera pudieran haber hecho lo mismo, si fuera el caso. Es decir, al ser chavista, automáticamente soy un desalmado pistolero “igualito” a ellos; pero ellos, no son “igualitos” a mi, por lo que no hay la menor posibilidad de que hayan actuado en defensa propia. Los "pistoleros" ya están condenados por el contexto; y yo también.

Pues, parece que así funciona cuando hablamos de ideologías.

Si entonces, uno se declara chavista, a los otros chavistas les parece que, como chavista, debes hacer exactamente lo que se espera de uno "declarado", así vaya en contra de lo que uno pueda pensar como individuo. Del otro lado, a los antichavistas, les ocurre que, como chavista, todo lo que uno haga seguramente será igual a lo que hacen los otros chavistas. La consciencia y los valores individuales que uno ha cultivado desde que nació, como persona intelectualmente independiente, se van a la mierda cuando se anticipan las respuestas desde las dos tribunas. Resulta que uno siempre se debe comportar como un chavista genuino, independientemente de lo que eso signifique, tanto para los chavistas como para los antichavistas. Al carajo el criterio personal, según este proceder.

Entonces: ¿En qué consiste ser chavista?

No lo sé. Quizás sea simplemente ir a votar por los candidatos que ofrece el PSUV, o quizás sea no votar por los candidatos de la MUD. Habrá que discutirlo a ver si uno encuentra una respuesta. Quizás pudiera ser algo tan sencillo para mi como pensar que para acercarnos al modelo de sociedad que quiero, es más fácil corregir los entuertos del chavismo que desmontar y devolvernos desde las infames propuestas del antichavismo.

Nota: AQUI hay una argumentación sobre la responsabilidad de cada uno de nosotros en la construcción de ese mundo mejor. Se la agradezco a JRD, muy buena como perspectiva sobre el tema.


Comentarios

  1. "Quizás pudiera ser algo tan sencillo como pensar que para acercarnos al modelo de sociedad que quiero, es más fácil corregir los entuertos del chavismo que desmontar y devolverse desde las infames propuestas del MUDismo."

    Estoy de acuerdo en ese cálculo racional entre dos opciones, en el que un gobierno de la MUD sería un retroceso. Pero tambien surgen muchas dudas, ¿cuanto cuesta corregir los entuertos del chavismo? ¿Para cuando? ¿Hay que esperar a saqueen y agoten al país para luego empezar una construcción hacia ese modelo de sociedad?

    ¿Estas, al asumirte chavista, representado en esa élite de unos 20-30 personajes que se enrrocan desde hace 10 años?. Aquellos para los que el poder comunal es una herramienta para el control politico y no para la emancipación de las comunidades. Yo creo que a estas alturas está claro que ser chavista y ser psuvista no son la misma cosa.

    Me imagino que es dificil ser chavista si Chavez no está, ya que es una posición fundamentada en la confianza a un líder y no en una ideología realmente clara y desarrollada (porque esa mezcla de marxismo mágico tropical no es coherente con la realidad).

    Para mi la élite de la MUD y la élite del PSUV son exactamente lo mismo, élites petro-adictas, ambas solo interesadas en vender la "patria" a extractivistas extranjeros. Y ambas buscando aplicar sus metodos totalitarios, mentirosos y manipuladores, para perpetuarse en la vida y mente de la gente.

    Entonces, se puede ser chavista pero creo que no hay nada de pecaminoso hacer la aclaratoria, mientras tanto, de ser "no-psuvista" o, mas jodedor aún, "anti-psuvista" o cuando menos "anti-élitePSUV". Y ojo, eso no implicaría, aunque la disonancia congnitiva intente engañar, que serías pro-mudcista.

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  2. ¿Cuánto habrá que esperar para corregir los entuertos? Ciertamente la espera desespera. Pero el andamio legal que hace falta para que los habitantes nos convirtamos en ciudadanos de esta república está ahí, vigente, creciendo, promocionado y aprobado por parte de esa élite PSUVista que igualas a la MUDista. No creas que descarto del todo tu comparación, justamente no quiero cometer el error de generalización que critico, y es por eso que doy el espacio a la confianza en algunos "elitizados" que se la han jugado en la dirección que considero correcta. Por eso, sigo con mi apoyo su propuesta. Y no se trata sólo de seguir a un líder. Ya Chávez no está y, según tu planteamiento, se me acabaría la motivación. Realmente no he seguido a un líder, como los ratones al flautista de Hamelín, sino que aún comparto las visiones y la perspectiva que ese líder nos mostró en vida, y decidí apoyarlo en su gestión mientras pudo (por cierto, sólo con el voto y con mis reflexiones). Sigo observando y criticando, sigo pensando y evaluando la gestión, a largo plazo, y tomando una decisión consciente sobre mi voto y mi apoyo, tal y como lo he venido haciendo cada vez desde que recuerdo. Gracias por tu comentario.

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