La arrechera de la oposición


No quiero entrar a hacer una lista de las obras tangibles o no que ha logrado el chavismo desde la toma del poder en febrero del 99. Sería diluir mi argumento en una dirección que no tiene sentido; al fin y al cabo, para la oposición la única obra de todos estos años sigue siendo la trocha.

En particular porque uno de los elementos que quiero utilizar no es ni siquiera una obra, es más un punto de partida: me refiero a la redistribución de la riqueza. El chorro de riquezas que sale de las entrañas de nuestro país y que antes se iba directamente al imperio (excepto las migajas para financiar el control local que mantenía el modelo, con el circo incluido), cambió de dirección a partir de aquella fecha. Ese enorme caudal, del que la intelectualidad antes no se ocupaba, ahora sirve para financiar la lista que no quiero hacer. Es decir, a la gente con hambre, antes de ponerla a filosofar y a pensar en el socialismo, tienes que llenarle el estómago. Hasta este momento, no hay señales de socialismo en lo que se ha logrado, apenas se están sentando las bases de tranquilidad y justicia social que permitirán ponerse a pensar en la dirección de una nueva sociedad.

Otro punto de partida es la identificación de la población. No me refiero a la cédula ni al gentilicio que ya simbólicamente representan enormes logros no tangibles, sino a la toma de consciencia de que como venezolano también eres parte de la población del país y que también tienes el derecho a disfrutar de esa riqueza. Las arengas de Chávez siempre fueron en el sentido de hacerle ver a la población que no debe aceptar que una parte maltrate y discrimine a la otra. La división de clases no es nueva, siempre ha existido (pregúntale a un negrito). La supuesta polarización tampoco es nueva, siempre ha estado ahí (pregúntale a un comunista). Lo que es nuevo en esta lucha de clases continuada, es que la parte de la población que antes era débil ahora tiene fuerza y reclama su participación en el concierto nacional.

¿Cuál es el aliño que perturba este proceso? Pues, es claro que quienes antes recibían el chorro completo y sus derivaciones no estén contentos. La riqueza que acumularon alcanza para todo, incluyendo montar circos más elaborados con los que se exaltan las pasiones y le dan ese calor a la contienda actual. No hay división ni polarización nueva, como nos quieren hacer creer, lo que hay son nuevos métodos. Y no importa que con esos métodos se vuelva mierda a la población y se siembren tormentas, al final, las tempestades ayudan a que el chorro mantenga la dirección correcta: la del dueño del circo (pregúntale a un somalí).

Ahora: ¿Cuál es la arrechera que mandaron a drenar con las cacerolas? ¿Por qué hay que arrecharse si entras a participar en un juego y pierdes? ¿Por qué en un escenario de polarización política o lucha de clases hay una arrechera infinita de una de las partes hacia la otra? ¿Por qué las cacerolas suenan de un solo lado?

Estoy convencido, al menos esa es mi percepción empírica, que el origen de esa inmensa arrechera proviene de la desesperación. Una persona que sea sometida, tal y como lo han hecho permanentemente y desde el principio con los “simpatizantes” de la oposición, a ciclos de entusiasmo y desengaño, va acumulando dividendos de frustración. El día en que Chávez triunfó en las elecciones del 98 fue, quizás, el único momento en el que no se gritó fraude de los últimos quince años. Pudo haber sido porque no hubo trampa que pudiera contener aquel caudal de votos, o porque en ese momento algunos de los gritones de ahora estaban también soñando con un cambio y no estaban inoculados de odio. No recuerdo una arrechera como la actual contra personas de aquellos gobiernos que ciertamente le hicieron un daño terrible al país. No tiene comparación, casi que aquellos “responsables” de otrora parecían divinidades paseándose por nuestro territorio. Cualquier miembro de la “sociedad civil” se vanagloriaba de conocer el nombre de una figura pública que pasaba cerca: ...ese es fulano de tal... se llenaba la boca, casi con arrogancia.

Apenas Chávez tomó el poder y comenzó a cambiar la dirección del chorro, fue entonces cuando comenzó el trabajo de crear la frustración y de sembrar el terror por la vía de las amenazas (quitarte tu casa, tu carro , tus hijos, etc.) para aglutinar votos y tratar de revertir aquel gran error acumulado: haberlo dejado llegar a la presidencia.

¿Cómo funciona el ciclo? Muy fácil, voy y te digo: eres decente, eres preparado, eres demócrata, eres la sociedad civil, eres mayoría y vamos a ganar las elecciones. Vienen las elecciones y te dan un palazo en la cabeza del mismo tamaño de la votación del 98. Estando tirado en el piso, te explican entonces que hubo fraude y que esos tipos ganaron sólo porque te robaron las elecciones; además te recuerdan permanentemente que te van a despojar de tus hijos, tu carro y tu casa. Tú te lo crees (crees en tus líderes), te sientes frustrado y vejado, amenazado, ultrajado, pero vas con mayor arrechera escuchando el nuevo aliento, seguro de que esta vez sí se va a lograr. Llega el nuevo momento y ... zaz... otro coñazo más. En eso llevamos 19 elecciones y 18 coñazos, apenas un respiro pírrico con la reforma.

Quizás tenía razón el irresponsable aquel en mandar a drenar esa arrechera con las pobres ollas, que de paso costaron 11 vidas y un montón de destrozos. Por cierto, eso es algo que configuró una de mis arrecheras.

Me imagino que no debe ser fácil superar tanta frustración. Comprendo la enorme arrechera que tiene la “sociedad civil” en su empeño por creer que tiene la razón. El problema es que su arrechera la han canalizado mal, se la han adjudicado a quienes no tienen la culpa y le han permitido a quienes sí la tienen que los sigan envenenando: le han estado embistiendo al capote. Quizás dé más arrechera no saber con quien pagar la arrechera.

Pero es así como nos encontramos con las guarimbas en otro ciclo de explosión de arrecheras, tambaleándonos en el plano económico, porque, haciendo el papel de payasos no nos hemos puesto de acuerdo para enrumbar entre todos, sumando conocimientos, a recuperar el país de las manos del dueño del circo. Tenemos patria, la mejor demostración de esto es que estamos enfrentándonos a nuestros propios demonios y a los demonios de otras patrias que nos quieren robar la nuestra; de cara a cara, de patria a patria. Si no tuviéramos patria, pues, algunos estaríamos tranquilitos comprando dólares baratos y papel tualé, mientras el 80% de la población estaría muriéndose de hambre, esperando por la llegada de otro Chávez.

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