Porqué creo que la indexación salarial no funcionaría

Sin pretender ser un experto en el tema, he intentando en varios escritos previos explicarme y explicar con ejemplos cómo entiendo las dinámicas económicas de nuestro país. He querido aclarar mis ideas sobre cuáles medidas pudieran mejorar el atolladero actual y, sobre todo, cuáles no, al menos para no seguir creyendo en cantos de sirena. La solución comienza al entender bien el problema, lo cual es una responsabilidad personal. El tema es amplio y complejo, intentaré precisar los elementos clave junto a referencias (enlaces) con explicaciones más detalladas que he intentado antes. Comenzaré explicando cómo entiendo la propuesta de indexación que se está debatiendo.

Indexar es fijar algo a una referencia. La referencia puede cambiar: subir o bajar, pero al estar "fija" la relación entre la referencia y el "algo", es decir, hay una EQUI-valencia entre ellos, entonces no importa cuanto valga uno porque la relación con el otro se mantiene. Las unidades de cuenta se utilizan para eso, para establecer esas equivalencias que se comparten entre sistemas de intercambio. En nuestro caso, el Petro se propuso como punto de partida desde donde se fijarían el resto de las cosas. Sería bueno también diferenciar entre lo que entiendo por una indexación salarial y una indexación de la economía. La primera es como fijar el salario a una referencia y la segunda es como fijar TODOS los precios y las dinámicas de una economía a la referencia. Son cosas muy distintas, porque en la primera lo único que cambia es el número que aparece en el recibo de pago de los trabajadores, según los cambios en la referencia base. Mientras que en la segunda, además de cambiar los salarios, también lo hacen los presupuestos del Estado, el monto del PIB, la tasa de cambio, etc. Es como si todo estuviera montado sobre una tabla que, a su vez, flota en un tanque donde el nivel del agua sube o baja: todos suben o bajan parejo. En el caso de la indexación salarial, mejor será verlos como dos tanques separados: uno para los salarios y otro para el resto de la economía. Espero que haya quedado clara la diferencia con el ejemplo, porque es crucial para el análisis que sigue.

La riqueza es algo que se construye (como el nivel del agua en el tanque del ejemplo), la obtenemos únicamente cuando realizamos una transformación física de algo, un proceso que consume recursos y energía e implica un trabajo (se suda): siembro semillas y cosecho verduras, pico unas tablas y construyo un mueble, le corto el cabello a alguien, cargo un saco de verduras desde el conuco hasta la cocina. Cuando se hacen cosas que no producen transformaciones físicas no estoy realizando un trabajo ni generando riqueza, pero si cobro un salario por hacerlas, entonces lo que hago se llama un empleo. Los empleos no producen riquezas, más bien las consumen por el salario. Escribir una canción, curar un enfermo, dar clases de algo, diseñar publicidad, mover papeles en una oficina, escribir poemas, todos estos son empleos, no producen riquezas aunque ayudan a quienes sí las producen a que estén felices y contentos, cómodos haciendo un buen trabajo. Son actividades complementarias e indispensables en algunos casos, que permiten generar la riqueza total que nos alimenta a todos dentro de una economía cerrada, como pudiera ser la de una familia o la de un país. Las utilidades del ejercicio económico completo, trabajos y empleos, son las que se repartirían en los salarios, por ponerlo de forma gruesa.

El dinero es un sistema numérico (como la tabla que flota en el ejemplo) para llevar cuentas que nos facilita hacer las transacciones con las que intercambiamos riquezas. Conozco al menos dos formas de asignarle valor a un signo monetario. Una es utilizando una referencia a un valor real (reserva de valor), por ejemplo diciendo que este papel con un 20 impreso “equivale” a un gramo de oro, o a 100 horas de trabajo. Otra forma es aceptar, porque se tiene suficiente confianza en quien lo dice, que el papel impreso vale lo mismo del caso anterior, pero sin que haga falta mostrar el oro o algún compromiso de trabajo tangible. El primer método es el núcleo de lo que llaman el Patrón Oro (o Patrón cualquier-cosa-que-tenga-valor) y el segundo es la base de lo que llaman dinero fiduciario y es el sistema predominante hoy día en el mundo. Un patrón de valor puede hacerse con oro, diamantes, petróleo, inclusive hasta con mercancías que se intercambian en lo que llaman trueque: este kilo de papas te lo cambio por ese litro de leche, asumimos en el intercambio que valen lo mismo, damos por sentado en la negociación que tu esfuerzo equivale al mio al producir lo que entrego. El dinero fiduciario es todo el que vemos circulando en el mundo: el saldo en nuestra cuenta de banco, el efectivo en la cartera, los créditos bancarios, las criptomonedas (que no es lo mismo que los criptoactivos, como el Petro), los “vales” en una caja chica, etc.

Asumo que ya está clara la diferencia entre dinero y riqueza. Sigo.

El dinero ha servido para facilitar el intercambio de mercancías, asumimos que representa un valor y lo usamos numéricamente para comprar cosas y pagar servicios, sin prestar mucha atención a la referencia de valor. Hasta que se pierde la confianza. Si me toca intercambiar riquezas con gente que no confía en mi o en mis monedas, la única forma de lograrlo es utilizando una referencia en la que ambos tengamos confianza. Ya que el dinero no tiene mucho que ver con la riqueza, el número que yo le ponga al papel no convencerá al otro de que suelte el paquete, lo hará sólo cuando vea algo seguro que compense la riqueza (o el esfuerzo equivalente) de lo que está entregando. El intercambio de riquezas entre economías independientes se hace así. Son como dos tanques de agua independientes que deben estar al mismo nivel para que se pueda dar un intercambio.

En Venezuela tenemos muchos empleados y pocos trabajadores. La riqueza que se utilizaba para pagar los salarios e intercambiar con otras economías los insumos de la supervivencia y del derroche, no provenía de trabajo alguno, sino que salía de la venta de un activo que se llama petróleo. Igual que vender los muebles de la casa para comer y bonchar. La riqueza se genera con trabajo productivo. Si vendemos los muebles perdemos lo que tenemos, deberíamos utilizar ese impulso para comenzar a producir y recuperar riquezas, así como funcionan los préstamos en los bancos cuando los usamos para construir una casa o sembrar una parcela. Necesitamos producir riqueza, aunque suene chocante, porque es como la única forma de meterle agua al tanque para intentar subir el nivel real.

Indexar la economía es como cuando un perro intenta morderse la cola: puede dar muchas vueltas pero sigue en el mismo sitio. La tabla que nos indexa a todos por igual, al nivel del agua en el tanque, sube y baja y todos los que estemos montados, compradores y vendedores, tendremos que pagar lo mismo con un sueldo que no cambia respecto al mercado, que también flota en la tabla. Seguiremos ganando el mismo porcentaje de la Cesta Básica así le metamos el nombre de indexación y llenemos de ceros el monto. En otras palabras, la mano de cambur seguirá costando el mismo porcentaje de un sueldo mínimo ¿Qué habremos ganado indexando todo, además del bojote de ceros a la derecha que terminan no sirviendo para nada? Quizás reducir el rezago temporal entre la tasa dolartudeisiana y los decretos de aumento del sueldo mínimo. Vale. No habría que estar peleando aumentos de sueldo cada tres meses, que además no son verdaderos aumentos, sino compensaciones por la devaluación. Pero luego de indexar estaría más claro que no habrían aumentos de sueldo posibles, porque no hay de dónde sacarlos, es decir, seguiríamos en el mismo sitio. Puede haber indexación, pero realmente ¿qué ganamos o qué cambiamos? La indexación no resuelve nada, más bien nos amarra a un sueldo que no podrá variar mientras no haya riqueza extra para repartir.

¿Si en lugar de indexar la economía, indexáramos sólo los salarios? Ahh, sería una maravilla, pero también una fantasía. Al separar las referencias es como si estuviéramos en tanques separados e independientes, la tabla del mercado estaría en un tanque y la de nuestros salarios en otro ¿En qué nivel estaría el agua en el tanque de los salarios? Porque el tanque del mercado seguiría igual, con o sin indexación, su nivel depende de la oferta y esa no varía mientras no varíe la producción. El tanque de los salarios de la administración pública también depende de la producción, pero la del Estado, que básicamente proviene de los impuestos y de las utilidades de las empresas que posee (como PDVSA y Corpoelec). Con ese nivel se pagan los salarios de los empleados y para comprar una canasta básica completa hace falta tener el mismo nivel del mercado ¿Sería real subir el nivel de un tanque sin meterle agua? ¿Será que con la indexación vamos a levantar en el aire la tabla de los sueldos?

Si bien la indexación de un salario no tiene mucho que ver con el nivel de producción de un país, porque el primero es sólo un modelo numérico y el segundo es un indicador de creación de riquezas, indexar tampoco implica un aumento o mejora de sueldos ni un incremento en el poder adquisitivo. La cantidad de dígitos del modelo no cambian el costo relativo de bienes y servicios, ya que al variar el índice, los precios se ajustarían automáticamente a la nueva escala (esos también estarían indexados). Tampoco afecta la distribución de la riqueza, que depende básicamente de la usura de los inversionistas y/o de las reglas liberales del mercado. La indexación no convierte al salario en justo o injusto, eso se decide cuando se discuten y diseñan los tabuladores de la Administración Pública o las contrataciones colectivas. La discusión útil es averiguar de dónde salen los recursos para pagar cualquier salario, justo o no, y eso tiene que ver es con la generación de riquezas, no con la justicia de la distribución. La disparidad actual en la distribución de la riqueza entre los empleados del sector público y los del sector privado tiene que ver con las fuentes del financiamiento de cada sector. El sector privado obtiene sus riquezas del trabajo productivo, mientras que el sector público obtiene las suyas de la renta petrolera, que sabemos está en el suelo, y de las utilidades de las empresas públicas, que también están en el suelo. No hay utilidades para repartir, lo único que le queda al Gobierno es quemar reservas y materiales estratégicos (oro, plata, cobre, etc.) para cubrir los gastos de la nómina mientras se levanta la producción ¿Cambiará en algo la realidad el indexar los salarios?

Cualquier plan mágico servirá sólo para marearnos y al final, mientras no generemos riquezas de verdad-verdad, con trabajo productivo y con menos empleos, podremos meterle los números que sean al papel moneda, será como amarrarnos a una nube de ilusiones. Quien vive de ilusiones está condenado a morir de desengaños. La capacidad de maniobra de parte del Estado estará tan limitada como sus ingresos. La capacidad adquisitiva de nuestros signos monetarios, el potencial de intercambio de riquezas entre economías, será siempre el mismo sin importar los ceros que tenga mi recibo de pago. Nuestra economía es muy dependiente de otras porque históricamente, insisto, hemos tenido más empleados que trabajadores.

Si logramos levantar la producción de petróleo, para seguir vendiendo los muebles de la casa y recostarnos otra vez del chorro, pues no habremos aprendido la lección tan dura que el destino nos ha puesto en el camino. Dependerá de todos si nos ocupamos de producir para aumentar las riquezas de la Patria o si de facto seguiremos siendo la colonia de alguien.


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